Ingredientes:
8 puerros
2 zanahorias
2 patatas
50grs de mantequilla
½ litro de caldo de pollo
1 copita de amontillado de Jerez
Preparación:
Seleccionar solo una parte de los puerros, la que tiene el sabor más fresco e intenso, y que no es precisamente lo blanco, como solemos comer por aquí, sino lo verde, el tallo.
Para ello cortamos las hojas, y retiramos también la parte blanca, la carnosa (no se tira, porque se puede usar para otros platos, simplemente asados y comidos con alioli, están deliciosos).
El tallo, una vez limpio y bien lavado con agua corriente, se corta a lo largo en cuatro, y luego en trozos de un par de centímetros.
Se ponen en una sartén con mantequilla, bien tapada, y se dejar sudar a fuego bajo hasta que empiece a salir vapor. Entonces se añade una copita de Jerez amontillado, se rehoga a fuego vivo para eliminar el exceso de alcohol, se tapa de nuevo y se deja reposar.
Mientras, pelamos las patatas, las cortamos en escamas finas, y las ponemos a cocer en un litro de líquido, compuesto por 2/3 de agua, y 1/3 de caldo de pollo.
Las patatas deben cocer hasta quedar tan blanditas que algunas se deshagan, así el caldo se habrá convertido en una especie de crema, que habrá que rectificar de sal y alegrar con un poco de pimienta negra recién molida.
Llegados aquí, y como el guiso de puerros ya estará frío y compenetrado, volcamos este en la sopa, y para recuperar los jugos de la sartén, ponemos un poco de agua, le damos un hervor, y la añadimos también a la sopera.
Como verán no hay ningún paso difícil, la receta es mucho más fácil de lo que pueda parecer con tanta literatura, pero es que debe hacerse puntualmente así para que los sabores del plato resulten los deseados.
Ya simplemente queda recalentar la sopa con todos los ingredientes incorporados (no debe apenas romper a hervir porque además de pegarse, perdería aromas), y servir en sopera, según las maneras tradicionales
raciones: 4